Hace algún tiempo, escribía sobre los compañeros de camino. ¡Qué importante puede llegar a ser la palabra "Camino" como metáfora de nuestra vida y de nuestro cuento! Por ello hoy, mi cuento habla de ese camino que nos permite ir escribiendo la historia de cada paso que vamos dando.
Cuántas veces nos hemos vuelto locos, preparando un viaje con muchísima antelación. A veces, innecesariamente, escribimos interminables listas de objetos imprescindibles, que más tarde serán lastres que nos impidan avanzar. Recuerdo especialmente mi experiencia en el Camino de Santiago: cada jornada encontraba algo en mi mochila que deseaba haber dejado en casa, y le buscaba un lugar mejor fuera de mi equipaje.
Ahora que estoy preparando un nuevo camino, pienso en mi equipaje de forma totalmente diferente. Empecé por tirar la basura, como os conté en mi entrada anterior. Y aunque hace mucho tiempo desde aquello, aún sigo haciéndolo: encuentro cosas que sólo ocuparán espacio en mi nueva vida y que , sin lugar a dudas, serán de mayor utilidad para otras personas. Ropa que de seguro no volveré a utilizar, zapatos que olvidaron crecer a la par que mis pies, libros que podrían iluminar otras mentes como antaño hicieron con la mía.
Pero no sólo estoy soltando lastres. Estoy llenando mi maleta de cosas nuevas que construirán mi nueva vida. Voy a cambiar el caluroso azul de mi tierra natal, por el húmedo verdor de mi destino, y eso requiere un equipaje diferente. Sábanas nuevas, que cobijarán sueños recién estrenados. Cuadernos en blanco para escribir un cuento diferente. Vestir mis pies que, acostumbrados a la desnudez sobre la arena, ahora deberán calzarse para recorrer montes y bosques...
Pienso además que es el momento perfecto para reinventarme y decidir quien quiero ser a partir de ahora. Procuraré ser de ahora en adelante una versión mejorada de mi misma. Y con la oportunidad que me brinda la vida, crear nuevas rutinas y costumbres, para exprimir al máximo cada segundo. Cuidarme más, comer mejor, hacer deporte, cultivar la mente...
Buenos propósitos hay desde luego, a ver si encuentro fuerzas para llevarlos a cabo después.
¡¡Sólo espero no perderme en el camino que estoy construyendo!!
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